La existencia de certezas -una vez rebasadas ilustración y posmodernidad- es víctima de un acoso constante por parte de aquellos que huyen de una única verdad, bañándose estos en el contexto en el que esta sucede para explicarla. Nada "es" en su esencia, pues todo lo es por algo. Imposiciones que aceptamos e ignorancias que nos abrazan. Hasta cierto punto, lo comparto. Sin embargo, hay ciertos escenarios en la vida que escapan de esa eterna duda, siendo la etiqueta un atajo para encontrar sistemas de entendimiento universales. Un grupo de amigos/as está en las miradas espontáneas que se buscan sin saberlo, en el overbooking del sofá, en las deudas -anecdóticas, ojo- que nunca volvieron, en las ganas de compartir esa canción que has descubierto. El espacio que cada uno consigue ahí dentro es quizá lo más cercano a ejecutar la libertad en igualdad con el resto. El perfecto equilibrio, la tácita compensación. Las singularidades de cada miembro relucen mientras este/a esc