Los jugadores del Sants y del Castelldefels llegaron a l'Energia a eso de las once, despiertos y desayunados, para batirse sobre el verde en lo que parecía una batalla premonitoria (el adjetivo "definitiva" excedía en significado y consecuencias al partido) para el futuro de ambos conjuntos. La versión contemporánea de la batalla de Rómulo y Remo. Vencer o ser vencido. La primera página del desenlace de la temporada iba a ser escrita con sangre. Por mucha épica que −desde el sofá− pretenda inyectarle a la crónica, elevando la expectativa a niveles exagerados, aquí quien paga las facturas es la verdad , que trabaja de sol a sol para llegar abarrotada a casa, comer lentejas recalentadas, y fumarse sola un cigarrillo antes de ir a la cama. Y la verdad, por mucho que nos duela, suele ser insulsa y tacaña. Normal, con la vida que lleva. Los rostros de los jugadores no concordaban con el romanticismo del escenario, sospeché. Y los jugadores nos volvieron a regalar