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La Salle Bonanova 0-8 Penya Anguera (J.26)


La pelota hay que quererla cuando quema. Sentir el aliento del contrario en la nuca, y pedirla. Calor y frío. O dos realidades distintas con las que debe lidiar el humano. No basta con el clásico repertorio de frases sobre superación personal para cuando llegue la fecha marcada, ni con los "y si" que dibujan -y suelen posponer, si su autor peca de fantasioso- cualquier realidad utópica. Dámela al pie. A un toque.

La calma está sobrevalorada, al igual que la pausa. Ambas aburren si permitimos que se apoderen de nuestras conductas, a menudo tan frenéticas como desprovistas de las ya citadas falsas amigas (mejor que sean simples conocidas) del humano. Calma y pausa saben mejor si son anhelos para uno. 

No me veo capaz de afirmar que el ambiente del metro por la mañana en invierno es el mismo que el de las tardes veraniegas. En éste segundo, entre sudores espesos y maldiciones al (protagonista por ausente) aire acondicionado, más de uno piensa en fugarse (le llegue o no el bolsillo) a una de esas playas-paraíso dónde solo hay que preocuparse por la ubicación de la sombrilla (algunos la dejarían en casa, que el AfterSun puede con todo). 

Cae entonces un coco en la cabeza. Podría ser divertido, incluso inconcebible para la imaginación de los primeros que escuchen la anécdota, y uno se ríe. Pasa el rato, el sonido del mar deja ser la excepción para convertirse en regla, amenazando así con irritar al/la sujeto. Cae el segundo coco. Éste ya ha dolido. La magia del momento empieza a ser hasta molesta. No acontece nada destacado hasta la caída del tercero, tras la que uno imagina una vida entre arena, cocos, y sombrillas muy diferente a la utopía que previamente había idealizado.

Volvamos a la realidad de los andenes y los "y si", en la que Salle y Anguera se citaban en un duelo que enfrentaba frío y calor. Por una parte, los locales, faltos de cualquier tipo de motivación (al no parecer la salvación una realista) e inmersos en un océano de intrascendencia que penalizaba cualquier ansia de productividad que se les pasara por la cabeza. Para que quede bien, les habían caído ya unos cuantos cocos en la cabeza. Instalados en la calma, solo podían bailar con el silencio del que grita en soledad.

La Anguera, mientras tanto, bailaba con el peligro, sabiendo que cualquier paso en falso la enviaba de vuelta a la mediocridad. Tenía que coger de la mano el fuego y no quemarse. Un bonito reto que hacía de esos sudores precoces engendrados en el metro una mera anécdota. 

Quisieron los visitantes el balón cuando quemaba y no dieron ni un mísero papel -tampoco como extra- a la catástrofe en la obra. La intriga duró lo que los amarillos tardaron en marcar el primero, sirviendo así de aperitivo para el atracón que se dieron en los minutos posteriores. Los andares de ambos equipos tras el primer tanto, marcado antes del minuto 10, respondían las inocentes preguntas formuladas por los espectadores antes del pitido inicial. Hastío local frente a entusiasmo visitante. 

Sin ningún alarde de relajación, estado en el que estaban enfrascados sus rivales, la Anguera prefirió no jugar con los tiempos del partido y encarrilarlo en cuanto les fuera posible. Se llegó a la media parte con un contundente 0-3 que hacía patente la cuantiosa diferencia en lo que a estados de ánimo se refería.

Tras la media parte los amarillos siguieron en sus trece, y dejaron de flirtear con el peligro para regalarse un alud de goles ante un rival que no opuso un ápice de resistencia al juego visitante. Los goles iban cayendo mientras los minutos pasaban ya lentos para todo aquél que estuviera presente. 

Aunque para unos fuese una goleada satisfactoria, nunca se queda uno tranquilo tras ver las caras que deja un resultado tan abultado en contra. La cuenta llegó hasta los ocho, dibujando un partido sin más trama que la que los goles imponían (he aquí la brevedad/dificultad del relato). Fue un choque de dos barcos de dimensiones y ambiciones distintas. 

El resultado mejora los números de la Anguera, que no cesa en su empeño por conseguir el mejor segundo puesto entre las diferentes ligas de Primera, pues el primer puesto es remotamente inalcanzable al estar a 10 puntos con solo 15 por disputar. 

Es cierto que no es momento para playas, celebraciones, ni planes de verano, pero los de la Escola Industrial encadenan ya once victorias consecutivas en la segunda vuelta, logro a tener en cuenta acaben o no consiguiendo el ascenso.

Restan cuatro auténticas finales que habrá que afrontar una por una con puños y dientes si quieren hacer del invicto en la segunda vuelta una realidad. El Santa Eulàlia va a ser el primer rival en este tourmalet final en el que se perdieron 9 puntos en la primera vuelta, y un oponente que tiene razones de sobra para poner en apuros a los amarillos, como ya hicieron en su campo. Es además uno de los perseguidores de la Anguera en la batalla por el segundo puesto, por lo que alicientes no le faltan a este encuentro.

El reto, seguir bailando con el fuego sin quemarse. Ya hablaremos de cocos y palmeras en junio.

Salud, y buen fútbol!

Dejo clasificación y ficha del partido a continuación:



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