La pelota hay que quererla cuando quema. Sentir el aliento del
contrario en la nuca, y pedirla. Calor y frío. O dos realidades distintas con
las que debe lidiar el humano. No basta con el clásico repertorio de frases
sobre superación personal para cuando llegue la fecha marcada, ni con los
"y si" que dibujan -y suelen posponer, si su autor peca de
fantasioso- cualquier realidad utópica. Dámela al pie. A un toque.
La calma está
sobrevalorada, al igual que la pausa. Ambas aburren si permitimos que se
apoderen de nuestras conductas, a menudo tan frenéticas como desprovistas de
las ya citadas falsas amigas (mejor que sean simples conocidas) del humano.
Calma y pausa saben mejor si son anhelos para uno.
No me veo capaz
de afirmar que el ambiente del metro por la mañana en invierno es el mismo que
el de las tardes veraniegas. En éste segundo, entre sudores espesos y
maldiciones al (protagonista por ausente) aire acondicionado, más de uno piensa en fugarse (le
llegue o no el bolsillo) a una de esas playas-paraíso dónde solo hay que
preocuparse por la ubicación de la sombrilla (algunos la dejarían en casa, que
el AfterSun puede con todo).
Cae entonces un
coco en la cabeza. Podría ser divertido, incluso inconcebible para la
imaginación de los primeros que escuchen la anécdota, y uno se ríe. Pasa el
rato, el sonido del mar deja ser la excepción para convertirse en regla,
amenazando así con irritar al/la sujeto. Cae el segundo coco. Éste ya ha dolido. La
magia del momento empieza a ser hasta molesta. No acontece nada destacado hasta
la caída del tercero, tras la que uno imagina una vida entre arena, cocos, y
sombrillas muy diferente a la utopía que previamente había idealizado.
Volvamos a la
realidad de los andenes y los "y si", en la que Salle y Anguera se
citaban en un duelo que enfrentaba frío y calor. Por una parte, los locales,
faltos de cualquier tipo de motivación (al no parecer la salvación una
realista) e inmersos en un océano de intrascendencia que penalizaba cualquier
ansia de productividad que se les pasara por la cabeza. Para que quede bien,
les habían caído ya unos cuantos cocos en la cabeza. Instalados en la calma,
solo podían bailar con el silencio del que grita en soledad.
La Anguera,
mientras tanto, bailaba con el peligro, sabiendo que cualquier paso en falso la
enviaba de vuelta a la mediocridad. Tenía que coger de la mano el fuego y no
quemarse. Un bonito reto que hacía de esos sudores precoces engendrados en el
metro una mera anécdota.
Quisieron los
visitantes el balón cuando quemaba y no dieron ni un mísero papel -tampoco
como extra- a la catástrofe en la obra. La intriga duró lo que los
amarillos tardaron en marcar el primero, sirviendo así de aperitivo para el
atracón que se dieron en los minutos posteriores. Los andares de ambos equipos
tras el primer tanto, marcado antes del minuto 10, respondían las inocentes
preguntas formuladas por los espectadores antes del pitido inicial. Hastío
local frente a entusiasmo visitante.
Sin ningún alarde
de relajación, estado en el que estaban enfrascados sus rivales, la Anguera
prefirió no jugar con los tiempos del partido y encarrilarlo en cuanto les
fuera posible. Se llegó a la media parte con un contundente 0-3 que hacía
patente la cuantiosa diferencia en lo que a estados de ánimo se refería.
Tras la media
parte los amarillos siguieron en sus trece, y dejaron de flirtear con el
peligro para regalarse un alud de goles ante un rival que no opuso un ápice de
resistencia al juego visitante. Los goles iban cayendo mientras los minutos
pasaban ya lentos para todo aquél que estuviera presente.
Aunque para unos
fuese una goleada satisfactoria, nunca se queda uno tranquilo tras
ver las caras que deja un resultado tan abultado en contra. La cuenta llegó
hasta los ocho, dibujando un partido sin más trama que la que los goles
imponían (he aquí la brevedad/dificultad del relato). Fue un choque de dos
barcos de dimensiones y ambiciones distintas.
El resultado
mejora los números de la Anguera, que no cesa en su empeño por conseguir el
mejor segundo puesto entre las diferentes ligas de Primera, pues el primer
puesto es remotamente inalcanzable al estar a 10 puntos con solo 15 por
disputar.
Es cierto que no
es momento para playas, celebraciones, ni planes de verano, pero los de la
Escola Industrial encadenan ya once victorias consecutivas en la segunda
vuelta, logro a tener en cuenta acaben o no consiguiendo el ascenso.
Restan cuatro
auténticas finales que habrá que afrontar una por una con puños y dientes si
quieren hacer del invicto en la segunda vuelta una realidad. El Santa Eulàlia
va a ser el primer rival en este tourmalet final en el que se
perdieron 9 puntos en la primera vuelta, y un oponente que tiene razones de
sobra para poner en apuros a los amarillos, como ya hicieron en su campo. Es
además uno de los perseguidores de la Anguera en la batalla por el segundo
puesto, por lo que alicientes no le faltan a este encuentro.
El reto, seguir
bailando con el fuego sin quemarse. Ya hablaremos de cocos y palmeras en junio.
Salud, y buen
fútbol!
Dejo
clasificación y ficha del partido a continuación:
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