Cambiar de zapatos es
un acontecimiento que sucede en incalculables ocasiones a lo largo de la vida.
Ya sea por el desgaste del par anterior, por atrevidas indagaciones en
diferentes "rollos", o por el simple hecho de sucumbir a la moda y
verse uno obligado a consumir. Todos y cada uno de nosotros descubrimos
perfumados cordones con -más o menos- asiduidad. De Vans a Puma. De la Anguera
al Sants. Tras pasar el verano descalzo y ver como las suelas de mis pies eran
más magulladas a cada día que pasaba, decidí poner fin a las vacaciones
cronísticas aventurándome a seguir al primer equipo del Sants, equipo de mi
barrio vecino.
En este mismo blog
seguí el año pasado al Juvenil A de la Penya Anguera, equipo del cual formaba
parte, permitiéndome esto último escribir con una anecdótica lejanía. Jugaba
con el anonimato mientras a cada pase que daba en la cancha contribuía al
relato. Esto es diferente, ya que hasta la fecha no he seguido con fervor al
primer equipo del Sants, lo que me permite descubrir desde una perspectiva
completamente externa. En definitiva, estoy estrenando zapatos.
Sea como fuere, y
tras tomar la decisión en un momento de alta fertilidad, el sábado me planté en
el Municipal Nou de Santa Coloma de Gramenet a degustar el que sería el primero
de los platos con los que el Sants me va a deleitar -no digo esto en vano-
durante la temporada. Al ambiente festivo del finde se le
añadió un clima llevadero que donaba a los presentes un bonito presente con la
disputa del encuentro. Se enfrentaban dos conjuntos recién ascendidos y ansiosos por
cosechar la primera victoria, la cual se les resistió en los encuentros
previos.
Sonó el silbato
inicial y ambos equipos se entestaron en enseñar al espectador la naturaleza de
esta categoría. El Sants esbozó un 3-5-2 que con el paso de los minutos resulto
ser bastante líquido, sobretodo en ataque. La Grama, que gozaba de una posesión
un tanto estéril en los primeros compases, defendía con el balón su arco,
sabedora de que cualquier pérdida en zona de medios daría lugar a transiciones
adversas a sus intereses. Para mi asombro, el plantel del barrio contiguo a la
Zona Franca disponía sobre el césped de varios estiletes capaces de despedazar
cualquier entramado defensivo, hallándose la excepción precisamente en los
káiseres de la Grama. Por el bienestar del mundo, espero que el déspota de
Donald Trump jamás vea un partido de Tercera. Qué muros más sólidos.
No había transcurrido
aún media hora de juego cuando el primer desajuste de la defensa visitante
originó una -poco discutible- pena máxima a favor de la Grama. Fran Piera fue el pie ejecutor y no falló desde los once metros. Abrir la lata, que fácil
parece y que complejo resulta. Cuántas circunstancias se tienen que dar para
dirimirse a subir la persiana estando uno encamado. Pero... ¿Y lo bien que
sienta el sol? La Grama había hecho ya lo más difícil.
El gol fue como el
café matutino para el Sants, que, aun sabiéndose despierto, necesitaba un
estímulo al que responder para convertirse en una substancia inquieta. Y así
fue, porque el tanto precedió el mejor rato visitante en toda la primera parte,
un cuarto de hora en el que los blanquiverdes otearon la meta rival con un
ímpetu inédito en los minutos previos. No existió una ocasión manifiesta de
gol, pero la sensación de dominio abrasaba la defensa local, que se sacudía con
sobriedad de cualquier atisbo de peligro. La Grama reservaba sus cartuchos para
las contras, siendo Buba y Cristo quiénes husmeaban en busca del despiste. El
Sants estaba alerta, aunque en ataque se asemejaba al bombero que acude al
incendio sin manguera.
En un lance del juego
que encendió al entrenador "santsenc" y tras cruzar varias
reflexiones un tanto subidas de tono con el colegiado, este era mandado a la
grada por doble amonestación, en un incidente rápido y que por eso dejaba poco
que opinar al aficionado. Antes del descanso también hubo tiempo para que el
conjunto visitante pidiera un penalti por manos. Jamás conoceremos la verdad
sobre el suceso, aunque locales y visitantes dibujaran en sus cabezas relatos
con divergencias justificadas solo por la subjetividad. El Sants había visto en
el penalti un espejismo del oasis que podía significar un gol, y por eso se
enojaba con el guía que lo orientaba por el desierto, quien no cabía en su
culpa por dejar a esos valientes caminantes sin su venerado premio. Todo esto, formulado en la cabeza de los jugadores visitantes, porque el fútbol son
estados mentales, y el gol, más causa que consecuencia.
Llegó el descanso
mientras el sol despedía la tarde en Santa Coloma, pintada con luz tenue en la
hora en la que todo el mundo parece más bello. Un paseo por los aledaños del estadio, una breve -o no tan breve si el estómago aprieta- visita al baño, y un
par de charlas insustanciales podían perfectamente copar esos quince minutos de
espera antes de volver al asiento -el mismo o localizado muy cerca- listos para
degustar una segunda parte muy apetitosa. La gente que cambia de banda durante
el transcurso de un partido. La que cambia de bolígrafo durante un examen. De
camiseta durante la tarde. De esos no te fíes, falta pureza en sus acciones.
Destilan maldad, intenciones ocultas. Si te dicen que quieren ver a su nieto/a
de cerca, o que se les ha acabado la tinta, diles que eso ya lo sabían antes, o
asiente con la cabeza y deja de buscar culpables de tu miseria.
Volvieron los
protagonistas para reanudar el encuentro y bastaron unos instantes para darse
cuenta de que el encuentro empezaba a tener tintes y escenas de la Guerra de
Troya. Príncipes y reyes griegos se daban cita a las puertas de la pequeña
ciudad amurallada donde los esperaban, expectantes, los troyanos. Estos habían
tirado la primera piedra y eran sabedores de que sufrirían, entonces, la ira de
todo un pueblo dispuesto a saquear todos sus bienes. En medio de la espera, un
osado Brian se vestía de Menelao para retar a Cristo -su particular Paris- a un
duelo individual. La cólera del primero dejó hecho trizas al segundo, que logró
volver vivo con los suyos tras haber puesto su vida en peligro. La Grama
resistió a los primeros ataques, y por desgracia para los visitantes, esta vez
no hubo Caballo de Troya que valiese. La mitología no era un argumento. El
guión lo escribían ellos.
Hablando de guiones,
cuando imagino a Gaudioso escribiendo uno soy feliz. Doy por hecho que trata
con la misma delicadeza un lápiz que un balón y se me eriza la piel. Hasta sus
tachones deben llevar efecto.Y eso que lleva el '21'. Sí, el '21', uno de esos
números que difícilmente te hace bueno. Algo tendrán Luis Gaudioso y Andrea
Pirlo. Quizá es también su colocación, vital en un mediocentro. Perderme en un
bosque oscuro con Gaudioso no sería perderme. "Ojo espalda!".
Faltaba media hora
para la conclusión cuando entró Abde, el rayo en la tormenta, buscando hacer de
su zurda una presencia indetectable entre las ordenadas líneas locales.
Navarro, al que deben apodar "El Sheriff" por algo, tuvo en su pie el
empate antes de que Brian, imperial durante todo el partido, acariciase el gol
con un severo cabezazo que lamió el larguero. El Sants proseguía con su
objetivo como el/la estudiante que, con el libro abierto, no logra acabar un ejercicio.
La Grama estudiaba al/la contrariado/a joven cual abeja que hace notar sus
ganas de clavar el aguijón. Y en un despiste, otra vez Buba. El '7' local
redondeó su tarde con una picadura letal al contraataque que dejaba al Sants
muy tocado y con los deberes por hacer. Por el despliegue futbolístico que habían
tenido ambos equipos parecía el 2-0 un resultado poco fiel a la realidad, pero
ayer el fútbol quiso premiar el orden y la efectividad, consolidando una vez
más la definición que recibe de deporte imprevisible por excelencia.
Cuando tocó el minuto
90 recibió el Sants su anhelado premio con un gol a balón parado de Brian, pero
ya era tarde para la hazaña. El equipo siguió volcado como el/la trabajador/a
que corre para no perder el metro que le permite llegar a tiempo al laburo. No
por ir a la desesperada cogió ese metro, al contrario, pues de camino y por las
prisas cayó por las escaleras, quedando rezagado/a en el suelo. La Grama marcó
el tercero para concluir un partido en el que las certezas batieron a los
"y sis".
Aunque el Sants no
esté aún amoldado a la competición, es candidato a convertirse en una certeza
en las próximas fechas, en las que una victoria puede auparle a conseguir la
consideración que merece un equipo de estas características. Como el niño/a que
cambia de colegio y pasa por el mal trago de ser el foco de las pillerías de
sus nuevos compañeros, impidiéndole esto sacar a relucir sus virtudes, las
cuales insinúa a cada rato que trata con alguien. Todo cambiará en cuanto coja
confianza con la clase, y entonces no vaya al colegio a sufrir.
En el apartado
personal, y por si no se ha notado durante la crónica, el sábado los jugadores
del Sants me ganaron para su lucha. Existe el genio y el trabajo, y este equipo
es un explosivo cóctel que los contiene a ambos. Sólo tienen que creérselo.
Aquí ya tenemos ganas de que llegue el martes para saborear el encuentro que
enfrentara al Sants al Ascó en horario matutino (12.15h, hora menos en
Canarias).
Será por la euforia del debut o por la presentación inicial, pero normalmente no me salen tan largas ^^. Un placer. Salud y buen fútbol.
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